Chet Baker

Hoy me ha tocado ir al paro a renovar la demanda de empleo. Parece un dato un tanto superfluo, pero la reacción de violencia que en mi provoca esta situación, no la conocía anteriormente. Siempre que vuelvo a casa después de tan penosa gestión, me encuentro como si me hubieran invitado a pasar un fin de semana en Pyongyang, con ganas tremendas de tirar bombas nucleares. Como llevo casi 33 años de autoconocimiento sé que proceso tengo que seguir para volver a ser un ciudadano normal. De un modo casi litúrgico, después de este trance en el INEM, me gusta tomarme una cervecita mientras escucho jazz asequible. Me tranquiliza y me conecta con mis chacras revueltas. Hoy que la cosa se ponía dura he elegido a mi músico de jazz preferido: Chet Baker.

Hay un verso del poeta y dramaturgo francés Antonin Artaud que dice « Se que soy porque me destruyo» , Esta sentencia tan brillante como desoladora podria ser un resumen de las andanzas de genio narcotizado del viejo Chet.. La relación entre paraísos artificiales y artisteo es una relación de varias centurias , Se sabe que Shakespeare ,se fumaba sus buenas pipitas de marihuana mientras escribía Hamlet o Mcbeth , por no hablar de aquellos franceses llamados Verlaine, Rimbaud o Baudelaire que no desentonarían en la segunda parte de Trainspotting.

Durante la segunda parte del siglo XX con el estallido del rock, se ha creado una especie de iconografía propia que relaciona esta música con la toma indiscriminada de sustancias traídas del psicotrópico. No quiero hablar del vomito asfixiante de Hendrix , ni de Jim Morrison tirando a su novia dentro del armario por la ventana , ni de Joplin , Brian Jones …etc. Me interesan más sus músicas que sus suicidios o muertes con tirón. Al único que le respeto la muerte es a Frank Zappa que cometió el error de morirse de cáncer algo muy alejado de la leyenda.

Lo que quizás no se conozca tanto es que al mismo tiempo que estos jurasicos del rock se volvían iconos de la autodestrucción , había un puñado de músicos de jazz que se drogaban más que todos ellos juntos. Hay quien dice que Charlie Parker tocaba como los angeles porque se inyectaba heroína a cascoporro , Miles Davis no pudo tocar durante años por su adicción a la misma sustancia , Billie Holliday era alcohólica y cocainómana , a Jaco Pastorius le pegaron una paliza mortal en la puerta de una discoteca después de llevar su vida a la basura , Thelonius Monk acabo sus días en un psiquiátrico, y si Stan Getz no se hubiera pasado un año desintoxicándose en Dinamarca quizás no escucharíamos su «Garota de Ipanema». El personaje que hoy nos ocupa ,Chet Baker , es la historia mas paradigmática de la unión entre genialidad jazzistica y autodestrucción masiva.

Chesney (Chet) Henry Baker Jr nació en un pueblecito granjero de Oklahoma en 1929 , fue un niño de una belleza física importante , casi angelical , casi femenina. Su padre era un guitarrista frustrado metido a granjero dado al Bourbon que maltrataba a su familia a menudo . Su madre adquirió un papel sobreprotector sobre el pequeño Chet ante los designios enloquecidos del progenitor. Todo indicaba que la vida de Chet iba a ser la de granjero humilde , pero unas malas cosechas y una precaria situación económica obliga a la  familia Baker a mudarse a California , un sitio mucho más estimulante que Oklahoma , la verdad. Chet tenia once años y comenzaba a interesarse por la música , su padre puso sus esperanzas en su hijo formándolo en el conservatorio (Chet lo abandono a los pocos meses , continuando su formación musical de manera intuitiva y autodidacta) y metiéndole en el coro de la iglesia. Comenzó tocando el trombón pero pronto se dio cuenta que el verdadero destino de sus dedos era apretar los pistones de una trompeta. Aun así , la relación con su familia era difícil y Chet se enrolo en el ejército con 16 años. Fue destinado a Berlín en 1946 y toco dos años en la banda del 28 Ejército de Estados Unidos. En 1948 volvió a Los Angeles y allí comenzó a tocar en pequeñas formaciones donde maravillo por el lirismo y la fragilidad de su forma al acariciar una trompeta. Le costo hacerse un nombre , los olimpos del Jazz estaban reservados para músicos negros de Nueva York no para un muchacho blanco de Oklahoma , retraído y sentimental de enormes ojos azules.

En 1952 , el trompetista con el que tocaba el gran Charlie Parker enfermó , y «Bird» tuvo que organizar una audición para contratar a uno para lo que le quedaba de gira por la Costa Oeste y Canadá . El joven Chet era de los primeros de la fila de casi sesenta candidatos. Cuando Parker escucho la dulzura con la que Baker se desenvolvía con el instrumento, paró la audición y lo contrato directamente.

Tras esta gira , Chet Baker ya tenia cierto nombre dentro de los círculos entendidos , y así comenzó su exitosa colaboración con el saxofonista Gerry Mulligan, Con el, va a formar uno de los grupos de mas éxito de la época, el famoso «Gerry Mulligan Pianoless Quartet», un cuarteto sin piano en el que los dos vientos (barítono y trompeta) son acompañados únicamente por un contrabajo y batería, ofreciendo un sonido totalmente nuevo y diferente a lo que se escuchaba por entonces. Con el éxito de esa formula alcanza la fama y comienzan las giras por Europa , Baker cruza la década de los cincuenta como uno de los mejores músicos de jazz del momento. Fue en este cuarteto donde Baker canto por primera vez su maravillosa versión de “My funny valentine”.

Además de ser un músico brillante , Chet se disputaba con un tal James Dean, el trono de sex-symbol de momento.  En ese primer tiempo lo tuvo todo: juventud, belleza, talento, dinero, fama y mujeres. Su voz acaramelada y triste, enamoró a toda una generación, y si bien hubiera podido detenerse ahí y disfrutarlo, continuó buscando lo que un artista verdadero debe buscar: el fantasma, el dios vivo y verdadero que lo aleje definitivamente de la muerte. Quien no busca a Dios no es un artista, quien no teme a la muerte no puede tocar como Chet Baker. Y esto lo hizo metiendo la heroína en la ecuación de su vida.

Dice el filosofo alemán Martín Heidegger “Quien piensa a lo grande , se equivoca a lo grande” . Esta máxima es aplicable al descenso a los infiernos que Chet Baker protagonizo durante la década de los sesenta. Le detuvieron con veinte gramos de heroína en Italia , y paso temporada en cárceles de Francia , Alemania , Bélgica y la propia Italia. El propio Baker reconoció años después que en esa época , consumía  diez gramos de heroína y más de cinco de cocaína al día. En 1964 es deportado a Estados unidos desde una cárcel alemana ,comienza a tocar en clubes de Nueva Cork pero su estado físico es deplorable y se arrastra por los escenarios. En 1966 ocurre un episodio que marcara su futuro profesional de manera inexorable , Chet se encontraba en San Francisco y debía bastante dinero a unos camellos que no podía pagar. Estos le propinaron una paliza , en los que Baker perdió toda su dentadura . Para un trompetista quedarse sin dientes es como si a un guitarrista le arrancan las yemas de los dedos. Tras este incidente , Chet se retira completamente de la música y se dedica a autodestruirse por completo.

Podría haber muerto en cualquier antro con la aguja en el brazo , pero sobrevivió y a comienzo de los 70 comienza a tratarse con metadona y a trabajar en una nueva embocadura de su trompeta, y con la inestimable ayuda de su colega Dizzie Gillispie, Baker regresó fundamentalmente con dos actuaciones: una en un importante club neoyorquino en 1973 y otra en un concierto con Mulligan en el Carnegie Hall en 1974. Hacia mediados de los setenta, Baker regresó a Europa donde seguiría actuando de forma regular, con viajes ocasionales a Japón y regresos a Estados Unidos.. Atrajo también la atención de los músicos de rock, con quienes llegó a actuar, por ejemplo con Elvis Costello en 1983.

A mi este Chet Baker medio recuperado , es el que me pone al borde de la lágrima . Sus problemas para embocar la trompeta hace que disminuya su virtuosismo con el instrumento y eso es sustituido por una manera mágica de interpretar .Chet afinaba un poco bajo el registro, y llegaba a la nota arañando, dándole así a su sonido, una melancolía humana. Chet parece hablar cuando toca y cuando habla o canta, parece tocar. Es lo mismo en él su voz que la voz de su trompeta. Y esa comunión de su voz con su instrumento es lo que le da esa tan buscada “originalidad” de sonido. Lo hace inigualable porque es inigualable. Ósea: no se puede tocar como Chet porque habría que ser Chet. No es una cuestión técnica, es una cuestión existencial. En la realidad cultural de los tiempos que corren, un músico estaría más preocupado de que su solo entre en un vídeo de Youtube que en el corazón de quien lo escucha.

En los ochenta , Chet volvió a la droga , porque no sabía vivir de otra manera. Pudo combinar sus actuaciones con sus adicciones hasta que en 1988 , después de un concierto en Ámsterdam se encontraba inyectándose altas dosis de “speedball” (una mezcla de heroína y cocaína), junto a unas jovencitas. Debido al escándalo que organizaban fue expulsado del hotel. Cuando estaba fuera del hotel , se percató que se había dejado la trompeta dentro de la habitación. Nublado por la droga , Chet en vez de intentar recuperarla por los cauces normales , se puso a escalar por la fachada del hotel. Cuando iba por el segundo piso se precipito al vació , falleciendo al instante. Murió como había vivido.

Se dice que el arcángel Gabriel toca la trompeta, siempre me gustó ese nombre y ese ángel por el simple hecho de que es un trompetista. Yo no se si Chet Baker se mereció un sitio en ese “supuesto” cielo . Si esta allí , se que la belleza , la dulzura y el lirismo no son ya del querubín , se los ha quedado ese granjerito de Oklahoma con cara de niña.

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3 pensamientos en “Chet Baker

  1. Javi dice:

    Por cierto, no quiero estropearte el blog así que mejor no publiques el mensaje porque es personal y no viene muy a cuento, simplemente pasaba por aquí y me salió escribirte algo después de estos años

  2. Emilce dice:

    Muy bueno el artículo, sólo quiero dejar un par de datos que manejo sobre las vidas de Billie Holliday y Jaco Pastorius.

    Hasta donde yo sé Billie Holliday se hizo adicta a la morfina luego de que recibiera una golpiza en un ataque racial al micro en el que viajaba de gira: sufrió golpes severos, le administraron morfina y quedó prendida.

    Con respecto a Jaco Pastorius era maníaco depresivo o como ahora lo denominan, bipolar.
    El tratamiento farmacológico era en base a LITIO, que además de impotencia, genera temblor y adormecimiento en los dedos, razón por la que no podía tocar el bajo y decidió dejar la medicación: de ahí en más vino la hecatombe y sus días estaban contados.

    Saludos

  3. Hernán dice:

    Alguien sabe quien se quedó con la trompeta de Chet Baker? Gracias por la respuesta

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